Soledad
Hace mucho tiempo en lo más
remoto de un bosque se encontraba una joven hermosa, ojos azules, cabello
castaño, piel blanca como la nieve, valiente y aventurera ella vivía con su
padre quien ya era de avanzada edad; Soledad era su nombre un día, el padre de soledad murió por la edad
ella decidió seguir viendo en su casa en el bosque era pequeña y modesta pero
muy bien organizada, pasaron los días con sus labores cotidianas de cultivar y
quehaceres de la casa, ella decidió dar un paseo a la cascada donde se
contemplaba un espléndido paisaje allí vio a un joven herido se acercó y
decidió ayudarlo, hola no te preocupes no te hare daño me llamo soledad vamos
apóyese en mí; lo llevare a mi hogar, el joven sonrió _mucho gusto mi nombre es
Uriel grey le agradezco su hospitalidad aunque soy un extrañó puedo ser
peligroso usted está ayudándome gracias Sole, la puedo llamar de esta manera,
la joven asintió con la cabeza dando le él sí.
Transcurrió una semana sus
heridas habían sanado, el sentimiento era mutuo los dos se enamoraron pero él
menciono tengo algo que contarte el día que me encontraste acaba de terminar
una batalla contra un ser muy poderoso y maligno como lo vez soy joven
demuestro unos veinte años más o menos
pero en realidad tengo más de cincuenta soy un demonio y un príncipe en las
tinieblas mi deber es acabar contra los
que se revelan aunque me son
indiferentes los humanos es mi deber por mi título y honor e tener todo en orden para que este mundo
siga su curso, no debía involucrarme con humanos pero tu inocente pureza es
como un castigo para mí, el verte tan radiante como el sol de la mañana, como
una luz que brilla y al final eres como la Soledad vacía y pacifica aunque la
armonía tuya es inigualable me enamore
de ti no es justo para ti, -disculpa si son un poco indiscreta o algo
imprudente pero no solo está exterior aunque tus ojos negros, tu cabello
carmesí, tu altura y físico serian de atractivo para cualquier mujer en el
fondo sé que eres una persona, donde una
semana vasto para descubrirte, tienes defectos como cualquier ser humano eres un poco orgulloso, conflictivo pero eres
amable conmigo no te sientas mal yo soy quien decidió amarte te acepto tal como
eres y seas lo que seas te quiero y no te olvidare aunque mi vida se extinga.
Para el demonio estas
palabra fueron música para sus oídos recordó los días que paso con Soledad, de
lo hermosa que se veía recogiendo frutas y flores, de lo tierna y amable que
era ella le regalo tantos momentos para
el ser feliz por una eternidad _no puedo contenerme más te quiero Sole aunque
seas humana se dieron un beso y tras una noche de amor y carisias ella quedo
embaraza, él estaba un poco enojado debido a que ella podía morir el no
toleraba esa idea ella solo sonreía, -todo va está bien Uriel confía en mi soy
tu Sole lo recuerdas promete algo….
_está bien acepto Sole aunque no espero
que eso no suceda –está bien mi amado vamos a cuidar este pequeño o pequeña
transcurrieron los meses entre paseos, palabras cálidas, te quieros llego el
día en que conocería al fruto de su amor –Uriel no puedo más recuerda la
promesa, Uriel la ayudo tanto como pudo _mira aquí esta soledad escucho el
llanto es hermoso se parece a ti mi Sole. –lo siento Uriel te quiero gracias
por ser mi amado eterno, acaricio al bebe que él le puso en sus brazos y su
aliento se fue para siempre las lágrimas de Uriel no paraban de caer, de ese innegable sentimiento que sentían nació
Lucifer un niño precioso idéntico a Uriel
cabello carmesí, ojos azules como los de su madre tés blanca aunque soledad
murió al darlo a luz, ella se fue feliz ya que ella le había hecho prometer que
por nada podría odiar a ese bebe, porque
ese bebe que naciera se convertiría en el símbolo que ella existió y su
romance también, Uriel la sepulto, marchándose
así con Lucifer su hijo hacia las profundidades de las tinieblas donde el sería
considerado también un príncipe Lucifer el nombre que él le dio significa luz de la mañana porque eso es lo que
significaba ese nombre debido a que Soledad fue su luz su hijo seria sus
mañanas.
Fin.
Autor: Angy Tarazona